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Tras el femicidio de Rosana Villagra Larrosa y el reciente intento de asesinato en pleno centro santafesino, desde Mumalá advierten sobre una situación “compleja y preocupante”.
La seguidilla de hechos violentos ocurridos en las últimas horas en Santa Fe —el intento de femicidio de una mujer en pleno centro el lunes y el asesinato de Rosana Villagra Larrosa en barrio Loyola en la madrugada del martes— volvió a poner en evidencia la gravedad de la violencia de género en la provincia.
Gabriela Sosa, directora ejecutiva de Mumalá Nacional, expresó su preocupación por la escalada de casos y dio cifras alarmantes: “En lo que va de octubre se cometieron 18 femicidios en el país, y 205 en lo que va del año. En Santa Fe, la situación es particularmente compleja: 32 mujeres fueron asesinadas, entre ellas una mujer travesti”.
Sosa advirtió que, además de los femicidios por violencia de género, “se suman los vinculados al narcotráfico y los mensajes de odio hacia las mujeres y los feminismos”, lo que agrava el panorama en la provincia.
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La referente señaló que uno de los principales problemas es la falta de continuidad y evaluación de las políticas públicas. “No se puede probar la efectividad de una política si la suspendés, la precarizás o no evaluás sus resultados”, sostuvo.
En ese sentido, recordó que entre 2015 y 2019 en Santa Fe se había implementado un registro único de violencia hacia las mujeres, que permitía recopilar datos provenientes de denuncias, centros de salud, escuelas y el ámbito judicial. “Era una herramienta valiosa que se suspendió en 2019. Permitía entender cómo se manifestaban las violencias, incluso las no denunciadas”, explicó.
Además, lamentó la falta de apoyos económicos y dispositivos de protección. “Hoy el botón de alarma es el único dispositivo electrónico disponible. Vamos a poder evaluar lo que falla cuando se implementen las herramientas mínimas que exige la ley”, subrayó.
De los 32 casos registrados en la provincia, 15 fueron tipificados como femicidios directos, otros como femicidios vinculados al narcotráfico, varios aún están bajo investigación, y uno corresponde a un “suicidio femicida”, una figura que no existe en la legislación argentina pero sí en otros países. “Es cuando una mujer termina con su vida ante una situación crónica de violencia de género”, explicó Sosa.
La organización Mumalá insiste en la necesidad de restituir los programas y registros suspendidos, fortalecer la prevención y garantizar la asistencia integral a las víctimas. Mientras tanto, la provincia vuelve a vestirse de luto por otra víctima de la violencia machista.