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Además, lamentó los «casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico» en América Latina.
El papa Francisco pidió «paz en la martirizada Ucrania» y lamentó que ya se vean «señales» de una crisis económica y alimentaria por la guerra con Rusia, al dar frente a una multitud su tradicional bendición de Pascua, durante la que también lamentó los «casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico» en América Latina.
«Que haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada», planteó el pontífice durante la bendición Urbi et Orbi («a Roma y al Mundo») del Domingo de Resurrección, durante la que suele referirse a los conflictos mundiales.
«Que un nuevo amanecer de esperanza despunte pronto sobre esta terrible noche de sufrimiento y de muerte. Que se elija la paz», reclamó Jorge Bergoglio, de 85 años, al hablar frente a cerca 100.000 fieles presentes en la Plaza San Pedro, según estimaciones del Vaticano.
Tras más de dos años sin público masivo a causa de la pandemia, el pontífice aprovechó para recorrer la Plaza en el papamóvil descubierto antes de iniciar el mensaje del día en que los cristianos del mundo conmemoran la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado.
En el mensaje, su vigesimonovena referencia explícita a la invasión rusa a Ucrania iniciada en febrero pasado, el Papa reclamó «que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre».
«Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles», sostuvo Francisco frente a los fieles, entre los que se encontraba el alcalde de la ciudad ucraniana de Melitopol, Ivan Fedorov, y tres parlamentarios del país europeo con los que el sábado se reunió en privado.
Francisco, que dio su bendición tras haber celebrado la Misa de Resurrección en la Basílica de San Pedro, reclamó además «que los responsables de las naciones escuchen el grito de paz de la gente, que escuchen esa inquietante pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: ¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra?», incluida en un documento escrito por Albert Einstein y Bertrand Russell en 1955.
El Papa, que ya planteó varias veces su agradecimiento a los países que están acogiendo refugiados ucranianos, especialmente Polonia, sostuvo que lleva «en el corazón a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas».
«Tengo ante mis ojos la mirada de los niños que se quedaron huérfanos y huyen de la guerra. Mirándolos no podemos dejar de percibir su grito de dolor, junto con el de muchos otros niños que sufren en todo el mundo: los que mueren de hambre o por falta de atención médica, los que son víctimas de abusos y violencia, y aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer», lamentó Bergoglio.
En ese marco, Francisco destacó como «signos esperanzadores» a «las puertas abiertas de tantas familias y comunidades que acogen a migrantes y refugiados en toda Europa».
De todos modos, el Papa pidió «que el conflicto en Europa nos haga también más solícitos ante otras situaciones de tensión, sufrimiento y dolor que afectan a demasiadas regiones del mundo y que no podemos ni debemos olvidar».