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Un informe del ISEPCi reveló que la mayoría de mujeres y disidencias de Rosario y Santa Fe deben sostener múltiples trabajos informales para sobrevivir y aun así recurren al endeudamiento para cubrir necesidades básicas. El relevamiento refleja un deterioro creciente en la calidad de vida y en la salud emocional.
La crisis económica impacta con mayor dureza en mujeres y disidencias de la provincia de Santa Fe, quienes afrontan jornadas laborales múltiples y precarizadas, sin lograr cubrir los gastos esenciales. Así lo demuestra el informe “El impacto de la situación económica en mujeres y disidencias sexo-genéricas”, elaborado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi).
El estudio, realizado entre agosto y septiembre en Rosario, Santa Fe capital y áreas metropolitanas, se basó en 378 encuestas a personas de entre 25 y 44 años, en su mayoría habitantes de barrios populares. El 95% de las encuestadas son mujeres y el 5% restante, personas trans y no binaries.
Entre los datos más preocupantes, el relevamiento señala que el 76% considera que su situación económica empeoró respecto al año pasado, el 27% está pluriempleado en dos o más trabajos informales, y el 68% debió endeudarse para cubrir gastos cotidianos como alimentos e impuestos. El 85% modificó sus hábitos de consumo y el mismo porcentaje afirma que no logra ahorrar.
“Muchas están realizando más de un trabajo para llegar a fin de mes, pero no garantiza nada. Se trata de tareas de cuidado, limpieza, venta ambulante, trueques o incluso la venta de bienes propios”, explicó Sofía Botto, directora del ISEPCi, en diálogo con el programa Cada Día.
La dirigente también advirtió sobre la proliferación de deudas contraídas mediante billeteras virtuales, prestamistas barriales o tarjetas de crédito, lo que agrava la inestabilidad económica.
El informe muestra además que el 53% de las encuestadas son jefas de hogar y el 62% tiene personas a cargo, incluidos adultos mayores y personas con discapacidad. Muchas de ellas, incluso con ingresos derivados de la docencia, jubilaciones o ayudas sociales, deben recurrir a comedores comunitarios.
La encuesta indagó también en el impacto emocional de la crisis. Los sentimientos más mencionados fueron preocupación, angustia, cansancio, estrés, agotamiento, soledad y desesperanza. “A casi dos años del inicio del gobierno de Milei se confirma la feminización de la pobreza. Las políticas económicas han llevado al límite la capacidad de supervivencia, profundizando desigualdades y afectando la salud mental de miles de mujeres y disidencias”, advirtió Botto.
El documento presentado por el ISEPCi busca visibilizar esta realidad y se plantea como una interpelación a los gobiernos nacional, provincial y local. “Es urgente diseñar políticas públicas que atiendan estas desigualdades estructurales y garanticen condiciones de vida dignas”, concluyó la referente.







