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Los vecinos y vecinas de calle Los Caracoles y zonas aledañas en San José del Rincón están al límite. Luego de meses de reclamos infructuosos ante la municipalidad, decidieron acudir a la Defensoría del Pueblo en busca de respuestas. La falta de alumbrado público en la zona ha incrementado los hechos de inseguridad, generando un ambiente de temor constante entre los vecinos.
Desde hace casi cuatro meses, los habitantes de Los Caracoles han intentado, sin éxito, que las autoridades locales instalen luminarias en la calle. La carencia de este servicio esencial, según los vecinos, agrava los problemas de inseguridad en una zona que ya ha sufrido robos y situaciones peligrosas. A pesar de mantener al día sus impuestos, los residentes sienten que sus reclamos han sido ignorados por el municipio.
Uno de los vecinos, que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias, declaró: «Hemos presentado múltiples solicitudes ante la municipalidad. Nos han atendido, tomaron nota de nuestros reclamos, pero las soluciones no llegan. Estamos pagando impuestos elevados, y sin embargo, seguimos en una calle a oscuras, lo que nos deja vulnerables».
Los testimonios de los habitantes reflejan una constante: miedo e incertidumbre. Una vecina, notablemente afectada por la situación, compartió su experiencia personal: «A una de nuestras vecinas, una persona mayor, le robaron en su casa. La falta de iluminación es clave; la oscuridad es un refugio para los delincuentes».
El problema de la inseguridad no es nuevo en la zona. Los vecinos señalan que, mientras algunas áreas cuentan con regador y un control municipal más frecuente, el tramo de Los Caracoles parece haber sido olvidado por las autoridades. «Es como si hubiera dos ciudades diferentes: de un lado, todo funciona; del otro, vivimos a la buena de Dios», comentó otro vecino, visiblemente frustrado.
La ausencia de alumbrado público afecta la vida diaria de la comunidad. Muchos residentes afirman que no pueden caminar tranquilos por la calle cuando cae la noche, especialmente las mujeres y los adultos mayores. «Si no hay luz, es imposible prevenir los delitos. Es una boca de lobo», remarcaron.
Además de los problemas de seguridad, los vecinos también expresaron su malestar por la falta de otros servicios básicos, como el riego regular de las calles. A pesar de los altos impuestos que pagan, algunos de los cuales son superiores a los que se cobran en zonas residenciales de Santa Fe, el mantenimiento básico brilla por su ausencia. «Pagamos el doble de impuestos y no recibimos ni la mitad de los servicios», reclamó un habitante de la zona.
Ante la falta de respuestas concretas por parte de la municipalidad, los vecinos decidieron llevar sus quejas a la Defensoría del Pueblo. Este organismo se encargará de evaluar la situación y mediar para que los servicios sean proporcionados de manera adecuada. Sin embargo, el proceso puede ser largo y los residentes temen que, mientras tanto, la inseguridad siga creciendo.
El alumbrado público es visto por los habitantes como una necesidad urgente y no como un lujo. «Tener luz en las calles no solo es un derecho, sino que es esencial para la seguridad», concluyó uno de los vecinos que participó en la reunión.
Los vecinos esperan que, tras este último intento de hacer oír sus reclamos, las autoridades actúen con celeridad. Mientras tanto, la incertidumbre y el temor continúan siendo parte de la vida cotidiana en Los Caracoles, una calle que, en palabras de sus residentes, «parece haber sido olvidada por todos».