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En marzo el stock de la deuda pública pagadera en moneda local llegó a $121.649.577 millones, lo que implica un aumento de 13,5% respecto al cierre de febrero. La pagadera en moneda extranjera se mantuvo a similar nivel y alcanzó US$258.766 millones el último día del tercer mes del año.
Así lo informó la Oficina de Presupuesto del Congreso. El documento señala que el 82% de las obligaciones en pesos son ajustables por CER, lo que supone que crece al ritmo de la inflación. La deuda en pesos -con la divisa retrasada y la recaudación en baja- se convierte así en el tramo de la mayor carga relativa para las obligaciones financieras nacionales.
«La emisión neta de deuda en pesos en marzo fue de $3.442.128 millones. Se canjearon títulos pagaderos en pesos por $43.829.631 millones», señala el reporte.
La deuda en moneda extranjera disminuyó US$467 millones con respecto al cierre de febrero. «Se canceló deuda en moneda extranjera por US$408 millones principalmente por pagos a organismos multilaterales de crédito y al Club de París.
«Los servicios de la deuda estimados para el periodo de abril a septiembre en moneda local se estiman en $15.822.393 millones y en moneda extranjera de US$16.420 millones», añade la OPC. En ese período los pagos al FMI suman el equivalente a US$4.156 millones.
¿Nueva serie de Bopreal?
Mientras tanto el Gobierno nacional analiza emitir una nueva serie de los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal) que les permita a las empresas liquidar utilidades y dividendos a sus socios. Esa acción está impedida en el marco del cepo, mientras el gobierno asegura que recompone reservas internacionales netas del Banco Central, que superaban un rojo de unos US$11500 millones al cierre de la gestión del ex presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía Sergio Massa.
Según un reporte de Bloomberg Línea, el equipo que encabeza Luis Caputo inició sondeos informales con las empresas para analizar la receptividad de la nueva emisión, que no es estrictamente nueva deuda sino que busca actualizar la disponibilidad de dólares que les fueron -y aún le son- negadas a las firmas que obtienen ganancias pero no pueden disponer de sus utilidades porque el BCRA no les da acceso a las divisas.
Sebastián Menescaldi, director de Eco Go, advirtió que el potencial egreso de reservas por dividendos y utilidades sería de unos US$6.900 millones. Sin embargo el especialista reconoció que buena parte de esa cifra está reinvertida, por lo que la «sangría» no superaría los US$ 3 mil millones, cifra que Economía quiere compensar con los bonos para que -llegada la liberación del cepo- la demanda de billetes «verdes» no presione su cotización.
La emisión de Bopreal es parte de la advertencia entre economistas críticos de Milei, quienes advierten que ese es un nuevo pasivo del Banco Central, más allá de la licuación de su deuda en pesos y de la compra de reservas netas. Señalan que el cambio en la composición del balance del BCRA no implica su saneamiento más allá de «la licuadora» por la deuda en pesos.
Según un reporte de Bloomberg Línea, el equipo que encabeza Luis Caputo inició sondeos informales con las empresas para analizar la receptividad de la nueva emisión, que no es estrictamente nueva deuda sino que busca actualizar la disponibilidad de dólares que les fueron -y aún le son- negadas a las firmas que obtienen ganancias pero no pueden disponer de sus utilidades porque el BCRA no les da acceso a las divisas.
Sebastián Menescaldi, director de Eco Go, advirtió que el potencial egreso de reservas por dividendos y utilidades sería de unos US$6.900 millones. Sin embargo el especialista reconoció que buena parte de esa cifra está reinvertida, por lo que la «sangría» no superaría los US$ 3 mil millones, cifra que Economía quiere compensar con los bonos para que -llegada la liberación del cepo- la demanda de billetes «verdes» no presione su cotización.
La emisión de Bopreal es parte de la advertencia entre economistas críticos de Milei, quienes advierten que ese es un nuevo pasivo del Banco Central, más allá de la licuación de su deuda en pesos y de la compra de reservas netas. Señalan que el cambio en la composición del balance del BCRA no implica su saneamiento más allá de «la licuadora» por la deuda en pesos.