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Una nueva copia en fílmico se podrá ver el próximo sábado en el ciclo gratuito organizado por Fernando Martín Peña. Primer largometraje realizado por egresados de la Escuela Documental de Santa Fe, se trata de la ópera prima de Nicolás Sarquís. Filmado en San José del Rincón, entre diciembre de 1966 y febrero de 1967, está basado en un cuento homónimo de Juan José Saer, que por entonces era docente de esa carrera.
La literatura de Juan José Saer era aún desconocida cuando el cine comenzó a filmarla. Tanto es así que la primera película sobre un texto suyo, el corto Un acto (Federico Padilla, 1962), se hizo tres años antes de la publicación del cuento “El balcón” en que se basa, cuando aún se llamaba “Tormenta de verano”. También de 1962 fue la primera intención (frustrada) de filmar el cuento “Palo y hueso”, que iba a dirigir el crítico Agustín Mahieu. La explicación es la tremenda impresión que Saer y su obra produjeron en un grupo de tempranos lectores suyos que también fueron sus alumnos en el Instituto Cinematográfico de la Universidad Nacional del Litoral, donde dictaba Historia del Cine y Crítica y Estética Cinematográfica. Entre esos jóvenes se encontraban varios nombres que resultaron esenciales en el cine argentino posterior, como Esteban Courtalon, Jorge Goldenberg, Patricio Coll y Raúl Beceyro. Entre ellos también se encontraba Nicolás Sarquís, de origen bonaerense, que se había trasladado a Santa Fe para estudiar cine: “Estábamos todos los días en la escuela, en el bar de la esquina, o en la casa de alguno de los que estaban viviendo ahí”, recordó Sarquís para el libro Generaciones 60/90, entrevistado por Paula Félix-Didier, Maggie Iglesias y Ezequiel Luka. “Éramos soberbios, insolentes, autocríticos, hipercríticos. Saer fue quien más nos indujo a todo eso, era extremadamente riguroso y además sabía muchísimo de cine”.
Antes de atreverse a hacer Palo y hueso, Sarquís acumuló experiencia profesional como ayudante o asistente de dirección en varios largometrajes de la generación renovadora del ‘60 y dirigió un cortometraje titulado Después de hora (1964). Durante 1965 y 1966 fue madurando el guión, con la colaboración del propio Saer y de Raúl Beceyro. Tras obtener un premio del Instituto Nacional de Cine por Después de hora, lograr que un amigo le prestara una cantidad de equipos y obtener la colaboración formal de la Universidad del Litoral, Sarquís se instaló en Santa Fe, reunió a su equipo y encaró el rodaje. Poco antes el realizador había participado del equipo de El encuentro (Dino Minitti, 1965), el primer largometraje sobre Saer, basado en “El taximetrista”, y estaba al tanto del disgusto del escritor por la decisión de trasladar la acción del film a Buenos Aires. No podía cometer ese mismo error en Palo y hueso: todo el film se hizo en San José del Rincón, muy próximo a la ciudad de Santa Fe, entre diciembre de 1966 y febrero de 1967, con gente de la zona. Uno de ellos, Ramón Berón, no sólo interpretó un personaje sino que tuvo a su cargo la construcción del rancho donde transcurre buena parte de la acción, con techo y paredes móviles para facilitar la filmación.
Existe un diario de rodaje escrito por Beceyro (que fue ayudante de dirección) y publicado en la revista Tiempo de cine en coincidencia con el estreno porteño del film. Allí se describen con precisión (y con un seco sentido del humor) las dificultades de un trabajo meditado y muy exigente, que se llevó a cabo con un equipo mínimo y muy escaso presupuesto, por fuera de toda tradición industrial: “Día 9 – La producción se resiente por la escasez de dinero. Hay un par de reuniones para organizar mejor los horarios de las comidas. El trabajo es largo y agotador, y recién e…