UNA OPORTUNIDAD PARA REINVENTAR EL PERONISMO SANTAFESINO

El pasado domingo, las urnas hablaron alto y claro en la provincia de Santa Fe. El partido justicialista, que alguna vez fue una fuerza dominante en esta tierra, sufrió una derrota en la mayoría de las categorías en disputa. Este resultado no es solo una señal de cambio, sino una advertencia que la dirigencia no puede ignorar.

Vivimos el Cambio de Época, un cambio que se venía gestando desde hace tiempo. La sociedad demanda nuevas caras, ideas aggiornadas y, sobre todo, una nueva visión para el futuro de nuestra provincia, en las regiones y localidades. La dirigencia del histórico movimiento debe tomar nota de esta señal y abrir sus puertas a la renovación.

Si bien es cierto que las nuevas generaciones pueden carecer de la experiencia de sus predecesores, traen consigo el vigor y un deseo de cambio que son vitales para cualquier movimiento político en sus desafíos. El peronismo santafesino debe ser receptivo a las voces jóvenes y brindarles las herramientas y el espacio para desarrollar sus ideas y liderazgos.

Uno de los mayores déficits que enfrenta el justicialismo es la falta de discusión política, la autocrítica y el debate constructivo; que son esenciales para definir un rumbo claro, coherente y sobre todo colectivo. Si no se está dispuesto a cuestionar las propias acciones y políticas sobre la base de los resultados, ¿cómo se puede esperar representar adecuadamente a los santafesinos?

A partir de diciembre el peronismo no contará con modelos de gestión para mostrar y la única opción es reconstruirse desde las bases, escuchando a los vecinos y vecinas, participando activamente en acompañar sus demandas, transformandolas en nutrientes que forjen un proyecto político, que represente realmente los intereses de las mayorías, especialmente los humildes y los trabajadores (que son la base de sus orígenes).

La organización es clave en política y de cara al futuro representa un desafío para el peronismo que la tienen como una de sus máximas. El peronismo ha perdido esa organización en su búsqueda de comodidad en el poder, y necesita líderes que estén arraigados en las necesidades del pueblo, no burócratas formados en familias patricias del justicialismo. La reconstrucción del movimiento debe comenzar en las comunidades, en los barrios, en las instituciones, en las vecinales, escuchando, discutiendo y representando necesidades.

Los «outsiders» de la política, que prometían un cambio sin un proyecto sólido, han demostrado que la cáscara sin contenido no es suficiente. La política es mucho más que una imagen; requiere un compromiso genuino y una visión clara para avanzar.

El resultado de estas elecciones es una oportunidad para el peronismo santafesino. Es el momento de abrirse al cambio, de escuchar a las nuevas generaciones, de debatir y autocriticar, y de reconstruir un proyecto político sólido desde las bases. La sociedad ha dado una señal, y es el deber del peronismo de responder a ella con humildad y determinación. La historia del peronismo es rica en momentos de transformación y renacimiento; esta puede ser otra de esas ocasiones sí se sabe aprovecharla.

Por Jorge Ramirez

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