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La comunidad universitaria se movilizó el jueves en todo el país. En Santa Fe, la protesta incluyó una caminata desde Boulevard hasta el Rectorado y la recolección de firmas en defensa de la universidad pública.
El jueves por la tarde, universidades de todo el país salieron a las calles en una nueva jornada de lucha para visibilizar la crítica situación que atraviesan frente al ajuste del Gobierno Nacional.
El reclamo principal fue el urgente tratamiento y aprobación de la Ley de Financiamiento Universitario, una demanda que se volvió central ante la falta de respuestas presupuestarias que comprometen el funcionamiento del sistema educativo superior.
En la ciudad de Santa Fe, la protesta se materializó con una marcha de las antorchas, que partió desde la intersección de Boulevard Gálvez y Pedro Vittori y culminó frente al Rectorado. La convocatoria fue impulsada por los gremios que representan a docentes y no docentes, junto a organizaciones estudiantiles y miembros de la comunidad universitaria.
La jornada comenzó al mediodía en la Explanada del Rectorado, donde se recolectaron firmas en apoyo a la universidad pública y en reclamo por la inmediata aprobación de la Ley de Financiamiento Universitario.
Adriana Falchini, docente e integrante de la Comisión Directiva de ADUL, fue una de las voces que expresó el malestar generalizado. “Estamos ante un desguace de las universidades nacionales en todo el país. Por eso tomamos la calle como señal de resistencia y para exigir que vuelvan los derechos adquiridos”, sostuvo.
Además, Falchini remarcó que la protesta busca garantizar no solo salarios dignos, sino también condiciones para el desarrollo académico y científico: “Pedimos un presupuesto realista para que haya clases, becas para estudiantes, insumos para la investigación y condiciones laborales adecuadas”.
La marcha de las antorchas se enmarca en una serie de acciones que buscan sostener la visibilidad del conflicto universitario en todo el país. Con la participación activa de docentes, trabajadores y estudiantes, el mensaje fue claro: sin presupuesto, no hay universidad pública posible.







