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La tensa relación se traslada a lo protocolar. El Presidente permaneció en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que la titular del Senado viajó a Rosario.
La relación entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel se mantiene distante, y esa tensión se trasladó a las actividades protocolares, luego de que, una vez más, ambos referentes de La Libertad Avanza afrontaran compromisos diferenciados, en esta oportunidad, por el Día de la Bandera.
A contramano de la tradición, el mandatario no viajó a Rosario para conmemorar el 20 de junio, como lo había hecho el año anterior, y en su lugar encabezó su propio acto en la Ciudad de Buenos Aires. A las 11, el libertario llevó a cabo una actividad en el Campo Argentino de Polo, donde además tuvo lugar el tradicional acto de juramento a la bandera nacional, con la participación de los integrantes de su Gabinete.
Pese a haber cursado la invitación para participar del acto frente al Monumento a la Bandera, la Municipalidad de la ciudad de Santa Fe reveló que ese año el Presidente rechazó la invitación por «problemas de agenda».
Por su parte, la vicepresidenta Victoria Villarruel viajó a Rosario y, aunque no estuvo previsto que tomara la palabra, participó del izamiento de la bandera y de la jura de más de ocho mil alumnos de diez provincias que realizaron la promesa a la bandera.
Durante la mañana, el Parque Nacional a la Bandera albergó un festival con bandas, números artísticos, comida y una feria de emprendedores cuya entrada fue libre y gratuita.
Desde el entorno del mandatario revelaron a la agencia Noticias Argentinas que el vínculo con Villarruel estaba roto y que no había posibilidades, al menos en el corto plazo, de retomar la relación.
La última vez que se cruzaron, durante el Te Deum del 25 de mayo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, el mandatario evitó saludar a su compañera de fórmula. «Roma no paga traidores», argumentó algunas horas más tarde en sus redes sociales, cuando las imágenes del fallido saludo se viralizaron.