Getting your Trinity Audio player ready...
|
Treinta y cuatro años atrás, en las calles tranquilas de San José del Rincón, nacía un sueño colectivo. Un grupo de padres del barrio –con Inginio Nieres a la cabeza– decidió un 7 de mayo de 1991 fundar un club para que sus hijos pudieran dar sus primeros pasos en el fútbol. En aquel entonces, los históricos clubes de la zona llevaban décadas sin fútbol, y era difícil encontrar espacios para la infancia rinconera. Así surgió una escuelita de fútbol barrial, inicialmente ligada al Club San Lorenzo, aunque pronto debió independizarse debido a la rivalidad con Central Rincón (los vecinos se resistían a enviar a sus chicos a una escuelita con el nombre del club rival). En una reunión cargada de ilusión, los fundadores eligieron un nombre neutral pero entrañable: El Cadi, el apodo de Nieres, impulsor del proyecto. Ese nombre peculiar, hoy sinónimo de pertenencia en la costa santafesina, marcó el inicio de una historia de pasión deportiva.
Los primeros años transcurrieron entre potreros prestados y mucho esfuerzo comunitario. Aquellos fundadores no tenían más capital que su amor por el deporte y el barrio. Con el paso del tiempo, el sueño fue tomando forma institucional: en 1997 El Cadi obtuvo su personería jurídica, formalizando lo que ya era una realidad viva en Rincón. Poco después, el Club Social y Deportivo El Cadi se afilió a la Liga Santafesina de Fútbol, comenzando su andadura en los torneos de ascenso local. Cada sábado, en la humilde cancha del club (ubicada en el barrio Los Espinillos, sobre la calle Antón Martín), se congregaban familias enteras. Bajo el apodo de “El Cielo y Grana”, en honor a la identidad costera y los colores azul y grana de su escudo, El Cadi fue ganándose un lugar especial en el corazón de los rinconeros.
El fútbol que nos une
Con el nuevo milenio, El Cadi se consolidó como mucho más que un club de barrio: pasó a ser el punto de encuentro de toda una comunidad. Sus instalaciones, aunque modestas, se convirtieron en el segundo hogar de cientos de niñas y niños, tal como lo refleja la alegría con que disfrutan cada jornada en “su” club. “El Cadi no solamente es una institución deportiva, cumple un rol social en la ciudadanía de Rincón”. En estas palabras resuena la verdad sencilla que conocen los vecinos: detrás de cada entrenamiento y cada partido, late una familia extendida. Aquí el fútbol es el lazo que une, incluye y contiene.
Durante épocas difíciles, esa función social se hizo aún más evidente. La crisis económica y la pandemia golpearon duro, obligando a cerrar las puertas del club por meses. Pero ni siquiera entonces se apagó la llama azulgrana. “Primero está la salud de los chicos y después lo deportivo”, cuando el silencio reinaba en la cancha vacía. Directivos y socios organizaron rifas, beneficios y ollas populares para sostener la institución durante la cuarentena. Los ingresos de la escuálida cuota societaria no alcanzaban, pero la solidaridad sí: comerciantes amigos, padres y exjugadores tendieron manos generosas. El club se mantuvo de pie contra viento y marea, fiel a su lema de nunca bajar los brazos.
Hoy El Cadi sigue creciendo, con obras que hace años parecían un sueño lejano. Gracias a apoyos provinciales y el trabajo incansable de la comisión, se avanzó en el cerramiento perimetral del predio y la construcción de un playón multi-deportivo. Ya no solo hay fútbol: también florecen una escuelita de hockey, clases de boxeo y otras actividades abiertas al barrio. Cada nueva mejora en la sede es celebrada por la comunidad, porque representa un triunfo colectivo. Ver el alambrado nuevo, las luces reparadas o el salón multiusos pintado es, para los hinchas pescadores, tan emocionante como gritar un gol en la final. El Cadi, “el más grande de la costa” como se enorgullecen en redes sociales, ha demostrado que un club de barrio puede ser el corazón palpitante de su pueblo.
Logros que dejaron huella
En lo estrictamente deportivo, la trayectoria de El Cadi está marcada por las mismas dosis de lucha y pasión que caracterizan su vida social. Tras años batallando en el ascenso, el modesto club de Rincón logró llegar al círculo superior de la Liga Santafesina –la Primera División local– dando la sorpresa a más de uno. Aunque los poderosos (clubes de Santa Fe capital con mucha más historia y recursos) eran rivales temibles, El Cadi supo hacerse un lugar. No por nada se lo menciona entre “los elencos protagonistas de la Liga Santafesina”: cada temporada, fuera en Primera o en el ascenso, el equipo pescador dio pelea con garra y buen fútbol.

Las alegrías deportivas del club no se cuentan en estrellas nacionales ni en copas ostentosas, pero son inmensas para su gente. Ascender a Primera A liguista fue en sí mismo un campeonato ganado al esfuerzo y al amor propio. También en divisiones menores El Cadi dejó su marca: por ejemplo, su categoría 2001 se consagró campeona del torneo regional El Costerito 2014 en Santa Rosa de Calchines, llenando de orgullo a la institución. Y cómo olvidar aquellas tardes épicas en que El Cadi bajó a algún “grande” contra todo pronóstico. En octubre de 2024, sin ir más lejos, el humilde club de la costa hizo historia chiquita al vencer 2-0 a Nacional de Santa Fe, que era el puntero del campeonato. Los jugadores del Cielo y Grana celebraron abrazados frente a la hinchada, conscientes de haber escrito una página dorada en la memoria del club.

Los éxitos también han llegado en otras ramas deportivas del club. El Futsal, incorporado en años más recientes, rápidamente se nutrió del espíritu competitivo. El equipo de futsal masculino de El Cadi supo ser protagonista en los torneos de la Liga Santafesina, regalando noches de emoción en el pequeño gimnasio rinconero. Goleadas memorables –como un 7-4 sobre Don Bosco en una fecha inicial– y finales disputadas con dientes apretados forman parte de la incipiente mística pescadora bajo techo. Los chicos defienden los mismos colores, solo que sobre el parquet. Y las tribunas, repletas de familiares, vibran igual que en la cancha de once.
Mención aparte merece el enorme crecimiento del fútbol femenino en el club. Lo que empezó hace años casi en silencio, con unas pocas jugadoras entrenando en la arena de la costa, hoy es un proyecto consolidado y exitoso. Las “Pescadoras” –así se apoda a las chicas de El Cadi– han ido ganando terreno y respeto en la Liga Santafesina. En 2015 lograron su primera alegría importante al coronarse campeonas de la Copa de Plata Clausura (una suerte de segundo ascenso) en su cancha, de manera invicta y ante su clásico rival El Pozo. Aquella fue la primera estrella para el fútbol femenino del club, conseguida bajo la dirección técnica del propio Nieres (fundador devenido entrenador), y sirvió de inspiración para las camadas siguientes. Año tras año, con esfuerzo y dedicación, el plantel femenino creció en número y nivel. Finalmente, en la temporada 2024 las chicas de El Cadi hicieron historia al obtener el ascenso a la Primera División de la Liga Santafesina, cumpliendo el sueño de situar al club entre la élite del fútbol femenino regional. Con ese logro, celebrado con lágrimas y sonrisas, El Cadi ratificó que su grandeza no entiende de géneros: hombres, mujeres y juveniles, todos bajo los mismos colores, han sabido darle al club motivos para festejar.
34 años de pasión y sentido de pertenencia
Hoy, 7 de mayo de 2025, El Club Social y Deportivo El Cadi cumple 34 años de vida. No son simplemente años en un calendario deportivo, sino décadas de historias compartidas, de barrios hermanados por una camiseta, de generaciones enteras criadas entre arcos y ladrillos del club. En cada rincón (valga la pena el juego de palabras) de San José del Rincón resuena la influencia de El Cadi: ya sea por el chico que aprendió a patear una pelota en su escuelita, por la chica que encontró en el fútbol un espacio de libertad, o por las familias que todos los domingos comparten mate y tortas fritas al borde de la cancha alentando al Pescador Cielo y Grana.
A sus 34 años, El Cadi es ejemplo de perseverancia. Aquel modesto club fundado por soñadores se ha transformado en una institución barrial modelo, “con gran sentido de pertenencia en la zona de la costa santafesina”. Sus colores cielo y grana seguirán ondeando con orgullo en cada trapo colgado del alambrado, y su apodo pescador seguirá simbolizando la unión entre el deporte y la identidad ribereña. Hay un dicho entre los hinchas: “Solo entiende mi locura quien comparte mi pasión”. La pasión por El Cadi –esa locura hermosa– la comparten miles de rinconeros.
Treinta y cuatro años después de aquel puntapié inicial, El Cadi sigue de pie, más vivo que nunca, iluminando con sus luces cada atardecer de entrenamiento y latiendo con cada gol que hace temblar sus redes. Este aniversario encuentra al club en pleno crecimiento institucional y deportivo, pero fiel a sus raíces humildes. La crónica de El Cadi es la crónica de un barrio que no se rinde, de un equipo que juega “por la camiseta y el amor” –como reza su espíritu– y de una comunidad que convirtió a un club en su propia familia. ¡Salud, Pescador, y por muchas décadas más llenas de fútbol, comunidad y emoción!