DESDE NOVIEMBRE CERRARON 12.000 EMPRESAS Y CAYERON 220.000 EMPLEOS

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Tras el primer año del gobierno de Javier Milei, la última semana reflejó una continuidad en los logros financieros del oficialismo, aunque los resultados en la economía real dejaron un sabor más amargo. Este lunes, el Indec publicará el dato oficial del PBI del tercer trimestre, donde se espera una recuperación parcial, junto con cifras sobre la inversión y el consumo, que permanecen rezagados.

Durante la semana se informó que el empleo asalariado registrado privado tuvo su segundo mes de leve recuperación: en septiembre aumentó un 0,2% respecto al mes anterior. No obstante, la cifra sigue un 2,2% por debajo de los niveles de noviembre del año pasado, antes de la asunción presidencial.

Según la consultora Vectorial: “La actividad y el consumo no logran recuperarse del desplome ocurrido hace un año. Entre noviembre y septiembre, la cantidad de unidades productivas cayó un 2,3% (11.931 empresas menos), mientras que los empleos asalariados registrados disminuyeron un 2,2% (220.178 puestos), según datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y el Sistema Integrado Previsional Argentino, respectivamente”.

Además, señalaron: “Aunque los salarios han recuperado parte del terreno perdido frente a la inflación desde diciembre pasado, hasta septiembre la transferencia de ingresos en perjuicio de los asalariados acumuló un equivalente a 30.000 millones de dólares. Esto explica gran parte del desplome en las ventas minoristas y el consumo”.

Según el Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae), hubo un crecimiento desestacionalizado del 3,4% en ese período en comparación con el segundo trimestre. Sin embargo, al cierre de septiembre, tras diez meses de gestión, la actividad aún se encontraba un 0,6% por debajo de los niveles heredados a finales del año pasado.

El informe del Indec también incluirá los datos de inversión y consumo del tercer trimestre. Aunque aún no hay cifras oficiales, estos indicadores son clave para evaluar el refuerzo de la capacidad instalada, actualmente subutilizada, y la capacidad de compra de los hogares. Estos últimos se han visto afectados no solo por el ajuste y la caída de ingresos fijos, sino también por el aumento de los servicios públicos por encima del IPC, lo que reduce el presupuesto disponible para consumos masivos, incluso en hogares que experimentan una recuperación salarial.

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