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Aun subiendo de manera importante, el precio de la carne vacuna fue el que menos acompañó a la inflación. Sin embargo, con un promedio de 47 kilos por habitante por año, el consumo de derrumbó a niveles históricos siendo el peor de los últimos 30 años.
El dato fue proporcionado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra) que además señaló que, en este promedio de enero-octubre de este año habría quedado un 11,2% por debajo del mismo período de 2023.
La caída en el consumo interno se debe a un deterioro en la capacidad de compra del consumidor y a un reemplazo de proteínas debido a esta causa. El titular de la CICCRA, Miguel Schiariti, explicó “la carne vacuna fue reemplazada por pollo y por el cerdo porque con un valor el promedio de un kilo de carne vacuna se puede comprar tres kilos de pollo o dos kilos y medio de cerdo y, cuando la situación económica y el poder adquisitivo está debilitado sucede esto y el que decide es el bolsillo”.
Sin embargo, la producción de carne vacuna del país no ha disminuido, sino que se vio aumentada la exportación. “En los primeros nueve meses del año, las exportaciones de carne vacuna ascendieron a 471,9 mil toneladas peso producto (res con hueso) y alcanzaron un nuevo máximo histórico”, refirieron desde dicha entidad.
Sumado a este panorama desalentador, este martes desde la cartera que dirige Federico Sturzenegger, anunciaron que se derogaron más de 40 normas “restrictivas” que tenían que ver con el comercio. Estas implicaban controles de precios en la carne vacuna, alimentos lácteos, comercios y grandes supermercados, hasta regulaciones en los servicios de comunicación y costos de los neumáticos.
Esta decisión implica potencialmente nuevas subas en este alimento. Es decir, anuncia nuevas caídas en el consumo. El ajuste de Milei sigue siendo al bolsillo de la clase trabajadora y el pueblo pobre.