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La idea de precios for export resuena entre los exportadores que comercializan alimentos de primera necesidad también en la góndola de los supermercados. Es que en la desregulación planteada por Javier Milei, cobra fuerza la eliminación de los cupos de exportación para la carne y los fideicomisos que amortiguan el precio del trigo y girasol.
Esto mismo sostuvo el futuro secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, en un evento con más de cien referentes del agro. Su objetivo final es duplicar las exportaciones a largo plazo. «Hoy cada argentino exporta la mitad con un uruguayo o la tercera parte con un chileno”, advirtió en el encuentro. Igualmente, también planteó que se encuentra en análisis la rebaja en las retenciones de soja, maíz, trigo y carne, así como el sostenimiento de la suspensión de retenciones de los lácteos tras el 31 de diciembre.
La pregunta recae sobre cuál será el impacto de la desregulación del comercio exterior en el precio de góndola. En ese sentido, Eduardo Buzzi, ex Titular de la Federación Agraria, fue categórico: «Si le meten vía libre a la exportación de carne, si dejan fluir la venta, para los exportadores será mejor, pero el argentino va a pagar 25 lucas el kilo». Según Buzzi, esto será consecuencia de la disolución de la Secretaría de Comercio. “Díganme quién va a controlar los precios”, explicó en declaraciones radiales. A su vez, resaltó que la propuesta de Milei “no menciona la economía regional, solo se escucha ajuste y que los privados ordenen la economía”.
Actualmente, son siete los cortes de carne de mayor consumo interno que mantienen la prohibición a la exportación. El destino al que llega el 78% de los envíos es China y recibe carne congelada sin hueso, refrigerada sin hueso y hueso congelado. Le siguen la Unión Europea (8%), Israel (6%), Estados Unidos y Chile, quienes acapararon cada uno el 3% de los envíos nacionales. Es por eso que la exportación sin límites podría ser una gran noticia para el gigante asiático, pero no necesariamente para el consumidor local.
Para Miguel Schiariti, titular de la Cámara de la Industria y Comercio de bienes y derivados de Argentina (CICCRA), el comentario de Buzzi solo busca “meter miedo” sobre todo porque Brasil y Uruguay “tienen carne de sobra y la venden más barato a China”. Similar es la postura de Gabriel De Raedemaeker, ex vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas, quien sostiene que la política de intervención y cierre de exportación “es un fracaso estrepitoso”.
El productor agropecuario cita los modelos de países citados por Buzzi, en donde utilizan los cortes más caros para “subvencionar los costos de faena, de despostes, de flete, de los cortes que quedan en el mercado interno, que también llegarían al mostrador a un valor menor del que tendrían sin esa posibilidad de integración diferente de precios”. De ser así, considera que no tendría que haber un traslado de precios paridad exportación. Sin embargo, reconoce que el Gobierno deberá “asistir a los sectores vulnerables” mientras “las fuerzas productivas se liberen y las variables se equilibren”.
Misma discusión se da en el sector del trigo y del maíz, pero fundamentalmente los panaderos plantean preocupación por las próximas políticas de desregulación. Hasta el 31 de diciembre se mantienen los fideicomisos que desacoplan el precio externo de la harina: el Fidecomiso Público (FETA), que subsidia la bolsa de harina de trigo e impacta en el precio de las panaderías y productos derivados, y el Fideicomiso Privado, compuesto por dinero de los exportadores. “Si estos subsidios se terminan, los panificados y productos con harina van a aumentar fuerte”, alerta el representante de una alimenticia.
En este sentido, Martín Pinto, del Centro de Panaderos de Merlo, se atreve a ponerle un precio al kilo de pan en caso de manejar precios internacionales: la bolsa de harina de 25 kilos, que hoy sale entre $8 mil y $10 mil, “podría irse a más del doble y encontrar el kilo de pan a $2.000”. “Hay que ser cautelosos porque es un tema sensible”, resalta con preocupación. Otro representante de una alimenticia que exporta busca matizar esta idea: “La harina en el pan es el 10%; luego es todo mano de obra e impuestos. Además, no todos los molinos forman parte de los fideicomisos”.
Por último, queda por analizar qué podría suceder con el aceite, un producto que hace tiempo que Fernando Savore, como titular de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires, alerta que falta en los pequeños comercios. En este caso también funciona un fideicomiso privado que subsidia el aceite envasado y la llegada de Milei pone en duda su continuidad. Sin embargo, para Daniel Yofra, secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, los precios de exportación no representan un problema porque “hay un nivel muy grande de consumo interno” y que los faltantes responden sobre todo a “cuestiones especulativas”.
A la liberación de cupos habría que sumar otras dos variables, que a su vez se interconectan: la corrección del tipo de cambio y el aumento de combustibles. El mercado especula con una devaluación que alcance al menos los $500 por dólar y, según los contratos de futuros, en torno a $770 para fines de diciembre. “Una devaluación del tipo de cambio generaría presión alcista en los precios de productos que cotizan internacionalmente. Este traspaso no debería ser pleno, dado que muchos productores y comercializadores ya han ajustado hacia arriba sus precios de referencia anticipando variaciones en el tipo de cambio”, indica Pablo Besmedrisnik, director de VDC Consultora. Según el especialista, de agosto a la fecha el incremento general de precios fue superior al 36% con un tipo de cambio oficial que apenas se movió. En ese sentido, considera que especialmente la carne, cereales, aceites y grasas son alimentos que sufrirán aumentos.