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Por: Carlos Borgna, periodista y comunicador popular
En el planeta suelen, con mucha frecuencia, producirse terremotos, de mayor o menor intensidad, con más daño o menos para la población; generalmente ese fenómeno va acompañado de una alerta de tsunami. A veces, el mismo se produce con consecuencias desvastadoras, en otros casos, su impacto es mínimo.
En la Provincia de Santa Fe, en las elecciones del pasado 16 de Julio se ha producido un terremoto, con una incontable cantidad de muertos y heridos (políticos), sólo resta ahora ver la fuerza del tsunami; es decir si el mismo arrasa con gran parte de lo establecido, o sólo impactará en algunos lugares y con distinta magnitud.
En casi todos los casos ese voto de la población en cuanto a opciones y candidatos preanuncia que luego de la catástrofe, el escenario que quede, el que pasará a formar parte de la cotidianeidad de santafesinos y santafesinas, tendrá un claro corrimiento a posiciones, posturas y figuras de la derecha, política e ideológicamente hablando.
También que frente a la situación habrá que deslindar responsabilidades y tener también en claro, quienes con acciones u omisiones facilitaron que la derrota fuera un final previsible ante la fuerza y la magnitud del tsunami que se avecina.
Los números para Gobernador están a la vista: una diferencia de 546000 votos entre el antiperonismo explícito y el peronismo; en Diputados 91000 votos entre las mismas fuerzas. Como si esto no fuera suficiente para entender lo arriba explicitado, vale comentar dos referencias.
En Senadores, -un feudo que parecía inexpugnable- marca firmemente que en los Departamentos La Capital, Rosario, San Javier, Las Colonias, 9 de Julio, San Martín, Castellanos y San Lorenzo los candidatos opositores a lxs actuales legisladores tienen posibilidades de arrebatarles el cargo. Queda por supuesto para segundas lecturas si los votos de los candidatos en un mismo espacio se pueden sumar automáticamente, el qué harán los partidos que no alcanzaron el porcentaje mínimo para seguir participando o bien la enorme incógnita de los que no fueron a votar. Todos elementos estos que pueden proyectarse a las distintas categorías en juego.
Un repaso por las intendencias más importantes muestra que los movimientos telúricos del terremoto, también han impacto en este nivel.
Las ciudades de Rafaela, Esperanza, Reconquista muestran signos claro de la afirmación antedicha, aunque se debe reconocer aquí lo sucedido en Rosario donde ha emergido una alianza distinta (Ciudad Futura-Movimiento Evita), el triunfo del peronismo en San Cristóbal, la casi segura irrupción de Juntosx el Cambio a Ejecutivo Local en Santa Fe y Santo Tome o el posible cambio de mando en Granadero Baigorria.
Estas particularidades –como otras- matizan el análisis general y no deben hacernos perder la perspectiva de otro hecho singular: frente al terremoto quedó claro que muchxs candidatxs priorizaron su situación personal en detrimento de otras categorías, olvidándose de cualquier construcción de conjunto. Miserias humanas y complicidades que aparecen cuando las catástrofes son evidentes.
Queda para otro nivel de análisis, la capacidad de los sobrevivientes por diseñar estrategias para evitar que la ola que viene no arrase con todo.
