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Los timadores fueron imputados como coautores de una estafa tras la creación de un juego virtual inspirado en Pokémon
Luego de seis días en prisión, los cuatro rosarinos acusados de cometer un fraude millonario con criptomonedas quedaron en libertad tras ser imputados como coautores del delito de estafa. Los jóvenes de 22 a 24 años, dos ingenieros y dos estudiantes de sistemas, deberán presentarse una vez por semana a dejar su huella en el Centro de Justicia Penal y no podrán salir del país. Presentaron fianzas y, como recaudo adicional, se dispuso una prohibición de innovar sobre una billetera digital a la que habían ingresado 80 mil dólares tras la caída del juego virtual Beast Masters, lo que dejó más de 4 mil usuarios afectados dentro y fuera del país en diciembre de 2021.
El fiscal Mariano Ríos Artacho acusó a los detenidos de haber pergeñado una clase de estafa conocida como rug pull (tirón de alfombra en español) que consiste en atraer inversores y generar un aumento de valor para luego, repentinamente, retirar los fondos, llevarse el dinero y dejar a los usuarios sin liquidez y sin poder comerciar.
En una sala judicial a la que asistieron sus familiares y conocidos, los desarrolladores del juego se abstuvieron a declarar ante el juez Nicolás Foppiani. Sus defensas indicaron que no hubo una intención de cometer delito ya que al desarrollar el juego registraron sus datos de identidad y además, tras la caída, reintegraron 2 millones de dólares. Con lo cual resta la devolución 600 mil dólares, ya que el monto total de la perjuicio económico se calculó en 2,6 millones. “Los usuarios sabían que asumían un riesgo al invertir en la preventa de un juego que ni siquiera había sido lanzado”, dijeron los abogados.
En el trámite, el fiscal pasó lista de la imputación y las evidencias. Luego expuso el acuerdo entre partes —aceptado por el juez— que dispuso la libertad de los acusados. Se contempló su edad, la falta de antecedentes y que colaboraron con la investigación. No podrán salir del país (uno de ellos tenía previsto un viaje a Valencia), presentaron fianzas patrimoniales y deberán presentarse a firmar una vez por semana. Se dispuso además la prohibición de innovar en una dirección de la billetera virtual Metamask en la que uno de ellos había ingresado 80 mil dólares.
La investigación comenzó en diciembre de 2021 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuando un usuario denunció en una fiscalía que había numerosos damnificados por un ardid con un juego virtual. Según la presentación, de manera repentina el juego había cerrado y desaparecido de la página web y redes sociales. Al constatarse quiénes eran los desarrolladores un juez bonaerense remitió el caso a Rosario y el miércoles de la semana pasada fueron detenidos Manuel B., Gianluca P., Ramiro S. y Gianfranco S.
Ríos Artacho explicó que Beast Masters fue un juego digital inspirado en Pokémon. Una plataforma en la que se cobra por jugar y se reparten premios en criptomonedas. Los usuarios podían invertir tanto “bestias” como en gimnasios para desarrollar esos personajes, mejorarlos e incrementar su valor económico. Es decir que debían invertir en la criptomoneda Master para adquirir los llamados NFT (token no fungibles) con las formas de monstruos y gimnasios. Según el fiscal el juego ejercía una doble atracción: el factor nostálgico por las similitudes con Pokemon y la posibilidad de obtener ganancias.
El 7 de diciembre de 2021, unos días después de haber sido presentado, la página web www.beastmasters (hoy fuera de línea) y el soporte de juego en la red de mensajería Telegram desaparecieron sin dejar rastro. Un día después se esfumaron 2.610.312 dólares captados en la venta inicial del juego que fueron a parar a cuentas digitales de terceros. Esto quedó expuesto ya que Binance, el principal ecosistema de intercambio de criptomonedas del mundo, identificó a los destinatarios de los fondos.
Esos movimientos en las billeteras se produjeron el 8 y el 15 de diciembre con coincidencia de montos, horarios y direcciones IP. Por esto el fiscal entendió que los imputados actuaron coordinadamente en un mismo lugar. Además, las redes sociales del juego fueron cerradas o sus responsables bloquearon la posibilidad de hacer comentarios por parte de los usuarios.
Al comenzar las denuncias “en varios países” y hacerse pública la identidad de los creadores, mientras el asunto se discutía en foros de damnificados, según el fiscal, la mayor parte del dinero fue devuelta. Principalmente el invertido en los NFT pero no el correspondiente a la criptomoneda Master, cuyo valor cayó a cero cuando había 600 mil dólares invertidos. Un usuario contó que observó “en vivo” la salida de circulación del juego: “Estaba esperando un anuncio. Cierran los comentarios, se conectan cuatro moderadores al mismo tiempo y el token bajó a cero. Pensé: ya está, perdí todo. Yo veía la línea roja. La vi en vivo”.
Otra víctima de Rosario dijo que los impulsores “eran cuatro, daban charlas y no mostraban la cara, pero parecía un proyecto sólido. Cuando me enteré del rug pull estuve toda la noche tratando de obtener información. Se creó una comunidad y llegamos hasta a saber algunos nombres. Ellos empezaron a tener comunicación a partir de una identidad falsa y a decir que no se robaron la plata, que los habían hackeado y que sólo sacaron la plata para que no se le roben y salvaguardar los fondos, que iban a empezar con la devolución. Devolvieron gran parte del dinero y ahí recibí una compensación, pero era mínima respecto a mi inversión”.
Si bien no hubo cuestionamientos formales, los defensores dijeron en la audiencia que “no hubo delito” y que en un proceso que seguramente será largo su trabajo será acreditarlo. “El proyecto era auténtico. Quien quiere hacer una estafa no pone su nombre y sus datos de identidad. Ni bien se frustró el negocio devolvieron dos millones de dólares y no pudieron avanzar porque les congelaron los fondos. Como en toda inversión en criptomonedas, hay un riesgo. Pero no hubo delito”, dijo Franco Carbone, defensor de Gianluca P.
Juan Ubiedo, defensor de Gianfranco S., remarcó que al iniciar el juego los desarrolladores “abrieron todo con sus datos de identidad. No fue anónimo. Este proyecto no arrancó con la idea de hacer una estafa y buena parte de lo que falta devolver ya fue confiscado”.