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Por Oscar Luis Rosas: Columnista de El Despertador
Como se ha comprobado que muchos argentinos no les interesa la política como herramienta transformadora de cambios sociales, económicos y políticos, hay un trabajo sistemático por parte de los sectores asociados al establishment liberal para promover la antipolítica como caldo de cultivo para reivindicar los años 90 como eje programático de la próxima campaña electoral.
Los sectores liberales han trabajado sistemáticamente para crear un sentido común mediante la maquinaria comunicacional. Han conseguido que muchos argentinos y argentinas vean los años 90 de manera romántica, y al igual que lo hizo Carlos Menem, recrean las frivolidades. Menem jugaba al fútbol, al básquet y hacía automovilismo, además de salir con modelos.
Larreta ha comenzado a hacer deportes individuales y apariciones en el mundo de las cosas que no importan, tanto así que los programas no son de política sino de entretenimiento.
Lejos está del aparato mediático, promover la conciencia en el pueblo argentino para que nos preguntemos sobre qué va a hacer realmente con el país quienes asuman la responsabilidad de conducirlo.
El rasgo distintivo de los años 90 en el gobierno Argentino es un periodo de crisis económica, política y social, marcado por la inestabilidad, la corrupción, y la falta de confianza en las instituciones del estado. Mientras veíamos al presidente Carlos Menem con la camiseta de River Plate jugar a la pelota, subirse a la Ferrari Testarossa, o sus idas y venidas con la modelo chilena Cecilia Bolocco, en Argentina «Pasaron Cosas».
La inestabilidad económica en nuestro país durante los años 90, Argentina experimentó una serie de crisis económicas, con una hiperinflación y una devaluación del peso, lo que provocó un aumento en la pobreza y el desempleo.
La corrupción y crisis institucional durante los años 90 se demostró en el gobierno y en las instituciones, lo que llevó a una crisis institucional y a la pérdida de confianza en las instituciones del estado.
Las privatizaciones y reformas estructurales llevadas a cabo por el gobierno consistieron en la venta de empresas estatales estratégicas a manos privadas, como el petróleo y la siderurgia, lo que destruyó el aparato productivo, abriendo excesivamente las importaciones y favoreciendo a las minorías que hambrean al pueblo trabajador. Las reformas estructurales de achique en un intento de estabilizar la economía reduciendo el estado, sin éxito alguno.
Desapareció un sistema educativo, con una ley federal, que era orgullo de los argentinos. El crecimiento de las protestas sociales durante los años 90, experimentó con una gran cantidad de manifestaciones y movimientos sociales protestando contra la crisis económica y la corrupción.
Todo esto pasó tras bambalinas de un escenario montado con fútbol, frivolidad, modelos y Ferraris. Por eso Horacio Rodríguez Larreta, uno de los candidatos presidenciales que representa al establishment y liberales, comenzó en estos días a hacer deportes individuales, apariciones en el mundo de las cosas que no importan, programas de entretenimiento. Las señales de que asoman los noventas son estas.
Todo esto y mucho más va a hacer Larreta si llega a la presidencia, mientras al pueblo lo alimentan con frivolidades, las recetas les dieron resultados.
Para finalizar, hay algunos del ambiente artístico a los que solo les interesa llenarse de guita. Hay que saber elegir también a los artistas comprometidos con la sociedad, no vaya a ser que después se sacudan sus manos.
Personalmente, soy consciente de que mi parte en el destino de nuestro país depende de las decisiones de los dirigentes, sobre todo de los que están a cargo de las gestiones que marcan nuestro destino.