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Todos esperaban que Mauricio Macri defendiera a capa y espada la incorporación de Javier Milei a Juntos por el Cambio. Pero, sorpresivamente, el ex presidente fue el primero que propuso a sus pares de coalición descartar esa posibilidad. “¿Por qué vamos a hablar sobre un acuerdo con Milei si él no tiene interés en sumarse y nosotros tampoco queremos sumarlo?”, les dijo en la reunión de la Mesa Nacional de JxC. ¿Lo hizo como una ofrenda a la unidad? ¿No creía necesario aliarse con los libertarios?
En una etapa de protagonismo casi excluyente, Macri desorientó ayer a sus colegas de Juntos por el Cambio: Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió se habían puesto de acuerdo en que les exigirían a “los halcones” del PRO que dejen de instalar la idea de que había que llegar a un acuerdo electoral con el diputado de La Libertad Avanza. Estaban seguros de que el ex presidente y la jefa del PRO, Patricia Bullrich, iban a asumir una postura en favor de aliarse a Milei. No fue así.
Dicen que el ex mandatario se dio cuenta de que avanzar en ese punto iba a romper JxC, pero en su entorno aseguran que tampoco es un abanderado de la causa Milei, sino sólo de las ideas liberales. Aclaran que es mentira que Macri haya tenido dos Zoom con el líder libertario, sino que sólo se vieron una vez cuando lo invitó a su casa en la localidad de Acassuso para conocer sus ideas. Y recuerdan su frase de septiembre pasado, durante un encuentro político regional en República Dominicana: “Javier Milei es una versión mucho más extrema, que roza el anarquismo, con la que no me siento identificado”.
Por las dudas, la conducción nacional de JxC incluyó en su “manual de buenas prácticas” una definición que sepulta las chances de sumar a Milei: “Para la ampliación de JxC deberá haber unanimidad de los partidos que conforman la alianza”. La UCR y la Coalición Cívica se niegan a incorporarlo. Lo mismo sucede con Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, “las palomas” del PRO.
El jefe de Gobierno porteño tampoco está de acuerdo en cambiar su estrategia política para tratar de captar el voto libertario, como creen en el ala dura del PRO. “Si la gente prefiere elegir a candidatos de posturas extremas, que lo haga. No me voy a apartar un centímetro de mi construcción política de centro”, les advirtió a sus colaboradores de confianza.
Macri y Bullrich no fueron los abanderados de la causa mileísta que creían sus pares de coalición y de esa forma la reunión de JxC que prometía peleas terminó en un clima relajado de acuerdos. Algo similar sucedió cuando la Mesa Nacional debatió sobre las versiones de un supuesto acuerdo entre Morales y el Gobierno para las designaciones en el Consejo de la Magistratura.
Es cierto que hubo tensión cuando, luego de la enérgica desmentida del gobernador jujeño, el ex presidente le dijo: “Nos alegra muchísimo lo que decís. Pero entonces no me eches la culpa a mí de esa operación”. Morales le había atribuido a “los halcones” la difusión del supuesto pacto con el Gobierno. No lo ratificó delante de ellos durante la reunión en el Instituto Hannah Arendt y le pidió al ex presidente hablar sobre el tema en un encuentro a solas. Macri sostuvo que no se podía confiar en Sergio Massa. Morales admitió que es amigo del líder del Frente Renovador, pero que no se puede llegar a acuerdos sin el aval de todos. Rodríguez Larreta, el otro amigo confeso de Massa, siguió el picante diálogo sobre el tema casi en silencio.
Todos le creyeron a Morales y confiaron en sus explicaciones, pero predominó la necesidad de creerle. Si no lo hubieran hecho, probablemente Juntos por el Cambio estaría hoy más cerca de la ruptura. El espíritu de cuerpo fue tanto que hubo dirigentes que propusieron ir a hablar con las autoridades de un importante diario para quejarse por haber publicado la versión sobre Morales. Otros aconsejaron no hacerlo: iba a parecerse a una forma de pretender cercenar la libertad de expresión.
El titular de la UCR fue respaldado por el resto de JxC al juzgar que fue víctima de “una operación de envergadura” y destacar que “este nivel de mentira atenta contra los valores democráticos de defensa de la verdad”. Pero uno de sus colegas interpreta que Morales estará en problemas: cada uno de sus pasos y de los que den los diputados jujeños en el Congreso serán analizados aún más bajo la implacable lupa de quienes sospechan de sus estrechos lazos con el oficialismo.
Para la mayoría de Juntos por el Cambio, que imaginaba discusiones a los gritos por temas urticantes como la alianza con Milei y el supuesto pacto de Morales, la reunión simbolizó la madurez de la coalición opositora. Privilegió la paz interna antes que la pelea. Y aprobó un “manual de buenas prácticas” que servirá para fijar reglas de juego claras para el funcionamiento de JxC.
Nadie habló de candidaturas, aunque en el Instituto Hannah Arendt estaban sentados cinco (Larreta, Bullrich, Morales, María Eugenia Vidal, Miguel Angel Pichetto y quizá Macri) y priorizaron definiciones que servirán para fortalecer al espacio: “Somos el cambio sin anarquía. Fuimos y somos, hace más de una década, el límite al kirchnerismo que necesita la Argentina y la alternativa de cambio profundo”, dijeron en el comunicado final. El desafío que les queda por delante no es menor, pero haber superado el encuentro de ayer con acuerdos y sin señales de ruptura fue una prueba de fuego que desanuda la carrera hacia 2023.
Para Macri también fue clave la reunión de ayer de Juntos por el Cambio. Venía en una suerte de aceleración de su imagen de líder derechista, reforzada por su polémica foto con Donald Trump (tan cuestionada por Carrió) y sus coqueteos políticos con Milei o, al menos, con sus ideas libertarias. Terminó siendo el primero que propuso no sumarlo a las filas de la coalición. Y logró desarticular un frente interno que estaba dispuesto a enfrentarlo para frenar al diputado de La Libertad Avanza en JxC.
Todavía no reducirá su protagonismo: el ex presidente viajará hoy a Bariloche para participar de un encuentro organizado por los dueños de las más importantes empresas de la Argentina (también irá Rodríguez Larreta), la semana próxima volará a París para brindar una charla en JP Morgan y luego regresará a Estados Unidos para dar clases en la Universidad de Florida.
Sus allegados insisten en que no será candidato presidencial. Y que inclusive su esposa Juliana Awada lo descartó el sábado pasado ante invitados a la fiesta de casamiento de Jorge Lanata. Casi nadie le cree. ¿Macri volverá a sorprender a todos?
La que no sorprenderá a nadie será Carrió, quien seguirá en su temporada alta de exposición pública: hasta ahora, al menos, estaba dispuesta a extremar sus críticas a sus aliados “pro-Milei” en el discurso que dará como cierre del congreso bonaerense de la Coalición Cívica, que se hará el sábado próximo en Mar del Plata. Allí, la fundadora de la CC insistirá con su postura de que no es tiempo de candidaturas, pero sí de definir rumbos, programas y liderazgos, una forma elegante de aguijonear a Larreta por una estrategia política que lo lleva a concentrarse en la gestión porteña y no levantar su perfil como líder del espacio opositor.
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