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Una tradición que en el mundo se repite y lo hacemos cada cada Semana Santa.
El conejo de chocolate es uno de los símbolos de la festividad y representa la fertilidad, el nacimiento y esperanza de vida. Antes de Cristo, los pueblos germánicos consideraban lo consideraban como un símbolo de la fertilidad, y asociaban su aparición al inicio de la primavera (del otro lado del hemisferio), con el renacimiento y la renovación de la naturaleza después de la época de invierno.
Según las antiguas leyendas, el conejo aparecía en Pascua con una canasta llena de dulces y huevos coloridos, que escondía para que fueran encontrados. Hoy en día, es utilizado como símbolo de la Pascua, que es la festividad cristiana para celebrar la esperanza de la vida después de la resurrección de Jesucristo en Semana Santa.
Sin embargo, ni el conejo ni los huevos de Pascua que este trae son mencionados en ninguna parte en la Biblia. La tradición está más bien asociada a rituales de celebración de la fertilidad que se hacían en el norte de Europa en los tiempos precristianos. Además, la leyenda según la cual en el sepulcro donde estaba Jesús hubo un conejo que presenció su resurrección, es también falsa: tal hecho no aparece en las Sagradas Escrituras.
Rosca de Pascua
Las hay con granas multicolores, con azúcar granulada, con fruta abrillantada, con manzana, con chips de chocolate y rellenas con dulce de leche. ¿Pero de dónde surge la costumbre de comerla? Tiene su origen en Italia, más precisamente en Bolonia, con el fin de complementar al ya tradicional huevo. Los reposteros italianos retomaron estas tradiciones antiguas nunca perdidas del todo para “competir” con esta otra. Para su confección utilizaron productos simples: leche, huevo y harina. Y de esta manera nació la Rosca.
Por otra parte, hay otra historia que se remonta al año 476, cuando un rey bárbaro había sitiado la ciudad de Pavia, en Italia. En ese momento, un pastelero preparó un postre con forma de paloma como símbolo de paz y amor y se lo regaló al monarca. Tan conmovido quedó el rey, que en prueba de amistad levantó el sitio de la ciudad y liberó a la población. Con el correr del tiempo, fue cambiando la forma del postre, hasta llegar a la rosca tan conocida, que representa con un anillo el amor y la amistad que unen los pueblos.
Con el tiempo cada país fue creando su propio pan de Pascua, agregando ingredientes, cambiando cubiertas, y así llegan a nuestros días propuestas de roscas rellenas con distintas variedades de cremas, roscas almendradas, roscas de chocolate o con frutas. En nuestro país la famosa Rosca de Pascuas suele estar cubierta con crema pastelera, fruta confitada y azúcar granulada.